Checo Pérez ante el dilema de evasión o victoria: todo va a depender de su cabeza

Antes de que fichara por Red Bull y se produjeran sus mayores éxitos como piloto en Fórmula 1, Sergio Checo Pérez acababa de lograr su primer triunfo en la Fórmula 1. Aquel triunfo meritorio, aunque fuera un poco de carambola a bordo de un modesto Racing Point, no sirvió para asegurarle un puesto en la categoría. Pero el desencanto de Red Bull vino al rescate. La salida de un Alex Albon, que cada día estaba más apagado junto a la estrella Max Verstappen, propició le llegara la oportunidad de su vida.

Es posible que nunca sepamos realmente lo que pasa dentro de Red Bull. Pero algo muy raro pasa en ese equipo desde hace años. No es normal que pilotos como Pierre Gasly o Alex Albon hayan estado a menudo más cercanos a Max Verstappen a bordo de coches inferiores, que cuando competían juntos en Red Bull. Si no tiene ningún sentido que Red Bull boicotee a su segundo piloto, tampoco lo tiene que todos los pilotos que acompañan a SuperMax, tengan con frecuencia un rendimiento mediocre por decirlo de forma suave.

Toda la legión de críticos de Sergio Pérez, surgida a cuenta de las palizas que el neerlandés endosa en ocasiones al mexicano, que tengan clara una cosa: de ser real esa ventaja estratosférica, el mexicano no hubiera llegado jamás a la Fórmula 1. Nadie duda que Max es un prodigio, pero la máxima aplica igual a cualquier superclase de la categoría. Cuando las diferencias son superiores a las tres o cuatro décimas entre pilotos del mismo equipo, sospechen porque algo raro pasa y no se debe al pilotaje.

Si en BakúCheco fue más rápido que Max y en ocasiones ha robado poles y victorias al actual campeón del mundo, es simplemente porque Checo es muy bueno. Quizá no tan regular, quizá no tan genial. Pero cualquiera que sea capaz de ganarle un set a Rafal Nadal o a Roger Federer en un Grand Slam, es alguien de mucho nivel con una raqueta entre las manos. Pues esto es lo mismo. Pérez es un piloto de altísimo nivel al que, por distintas razones, las cosas de un tiempo a esta parte no le han ido especialmente bien.

Checo Pérez hace oídos sordos a los que vaticinan su retirada. (Reuters/Maxim Shemetov)

Rendimiento irregular

Si intentamos profundizar en las posibles razones de su irregular rendimiento, salta a la vista que algo huele muy mal con la evolución técnica del Red Bull. Cuando un coche y un piloto sacan medio minuto al resto en la primera carrera de la temporada y desde mitad de la misma, sufre para entrar entre los cinco primeros, es obvio que a ese coche le han privado de parte de la magia que lo hacía invencible. Y ha sido visible también, que esa vulnerabilidad del Red Bull que afectaba a Checo desde casi el principio de temporada, de repente se le contagió a Max.

Todo tiene el aspecto de que ese sistema de frenada asimétrica -que, sin pedirlo la FIA, de repente reformó el reglamento para especificarlo- iba instalado en el coche de Max y no en el de Checo. Nunca habrá forma de saberlo, pero el propio Jos Verstappen, el padre de Max, denuncia que algo parecido sucedía entre su coche y el de Michael Schumacher. Sin elementos mágicos, dos pilotos que en el karting competían a la décima, en Fórmula 1 estaban en el mismo equipo a un segundo. Por esa herida que ha respirado toda la vida, vienen seguro las exigencias de que todo el universo del equipo gire alrededor de su hijo.

Pero tampoco hay que sorprenderse porque esto tan viejo como la competición: para que nadie sospeche, los equipos intentan hacer ver que la superioridad del coche se debe al piloto y no a algún elemento al límite del reglamento y más allá. Si el segundo piloto no domina con la misma facilidad, ya tienen elsubterfugio necesario para justificar la superioridad. Ahora bien, el resto de equipos y los comisarios de la FIA no son tontos y por eso buscan y buscan, hasta que dan con el origen de la magia.

Pero ojo, no todo el problema puede basarse en eso. Lo mencionado es una hipótesis avalada por hechos similares acaecidos en el pasado, pero Checo también puede que tenga parte de culpa. Cuando te mides a uno de los mejores pilotos de la historia como es Max Verstappen, necesitas dar en todo momento tu mejor versión y esa, es la duda que también planea sobre el mexicano. Checo tiene muchas distracciones empresariales y familiares como padre que es de cuatro hijos. Puede que sea capaz de gestionarlo de maravilla y que no le afecte lo más mínimo, pero de ser el caso tampoco sería algo de extrañar.

Checo Pérez ante el dilema de evasión o victoria. Todo va a depender de su cabeza

Una oportunidad única

Ahora han surgido rumores, acerca de la posible retirada de Checo con posterioridad al Gran Premio de México, rumores que el propio Checo se ha encargado de desmentir. La cuestión clave es que el asiento del mexicano en Red Bull sí peligra. La marcha de Ricciardo demuestra que la Fórmula 1 no sabe de sentimientos y que el crédito para mantenerse en la cumbre es muy limitado. Un momento delicado, como es el presente para Pérez, podría ser al mismo tiempo la oportunidad de su vida. Si Max Verstappen se va, nadie mejor que Checo para tomar su testigo. ¿Ahora bien, qué Checo, un Checo acomodado o uno dispuesto a comerse el mundo?

Porque el propio Ricciardo en su retirada admitía que una cosa es lo que tú te digas a ti mismo y otra, la realidad de que mentalmente no llegas a donde llegabas diez años atrás. Si Checo saca lo mejor de su repertorio, Checo puede ser campeón del mundo. Pero no basta con hacerlo de forma ocasional. Hay que hacerlo en cada carrera, en cada circuito, en cada vuelta, llueva o haga sol. Y esa es la gran duda. Luego ya veremos si Red Bull vuelve por sus fueros y logra hacer un coche dominante, pero de conseguirlo ya hemos visto que de no estar Max Verstappen en el equipo, Checo podría haber sido campeón.

Ya hemos visto también a lo largo de la historia, a muchos pilotos florecer cuando se han despegado de la sombra de un piloto estrella en un equipo. Pasó con Piquet y Lauda, Pasó con Mansell y De Angelis, pasó incluso con Ricciardo con Vettel en Red Bull. Sólo Checo Pérez sabe lo que pasa por su cabeza y lo que él sería capaz de ofrecer en una era post-Verstappen en Red Bull. Y no bastarán buenas palabras. O da un paso adelante con el crono o será Game-Over. Evasión o Victoria. Esa es la cuestión.

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