El desastre de Singapur para Fernando Alonso: ¿se deshace Aston Martin como un azucarillo?

Rebobinemos al pasado Gran Premio de Holanda, hace dos carreras. "¡Me siento vivo de nuevo!", proclamaba un eufórico Fernando Alonso tras un fin de semana espléndido. En Monza, por el contrario, se bajó agotado y fundido tras la peor carrera del año y un monoplaza inconducible, el mismo adjetivo que se le escuchó durante algunos momentos en el Gran Premio de Singapur. Malhumorado, cansando y abatido tras una carrera marcada en el calendario. Fue la primera en la que ni Alonso ni el equipo puntuaron.

"El objetivo es intentar volver al segundo puesto en el campeonato de constructores, es un objetivo muy bravo, contra rivales realmente duros". Eran las palabras, tras Monza, de Tom Mcullough, responsable de rendimiento de Aston Martin. Hoy, es cuarto en el campeonato, con McLaren por detrás a 78 puntos, una posición también en peligro ante la evolución del equipo británico.

Un tema es el discurso de galería, y otro, la realidad. Ciertamente, un objetivo hoy utópico. Si Lawrence Stroll pidiera una radiografía precisa de las carencias de Aston Martin, este fin de semana le dibujaba una hoja de ruta que eleve a su equipo para algún día rivalizar con Ferrari, Mercedes, Red Bull y McLaren.

Un desplome evidente

Errores en boxes, falta de rendimiento en un circuito de carga aerodinámica, uno de sus pilotos accidentado y fuera del gran premio. El AMR23 parecía sufrir daños que podría estar detrás de los inusuales errores de Alonso quien, en todo caso, no tuvo su mejor día. Algunos problemas fueron fruto de la singular naturaleza de Marina Bay. Pero el pasado gran premio apunta preocupantes patrones a pesar de que Alonso nos diga que el campeonato aún ofrece circuitos favorables para su monoplaza. También lo era Marina Bay.

Una golondrina no hace verano, pero una bandada es otra historia. Hasta Canadá -ocho carreras- piloto y equipo acumulaban seis podios, con dos segundos puestos. Un cuarto y un séptimo completaban tal balance. Desde entonces, un podio de Holanda, y ningún resultado por debajo de la quinta posición. El desplome de rendimiento del AMR23 es incuestionable a pesar de algún punto brillante. La aportación total de Stroll llega a los 47 puntos hasta hoy. “Llevamos 18 meses en el mismo camino de desarrollo. Esas filosofías realmente no han cambiado. Todavía traemos piezas a la pista desde ahora hasta fin de año” explica Mcullough. ¿Entonces?

Aunque sus técnicos aleguen la mejora de rendimiento del AMR23, el equipo no ha aguantado el ritmo de Mercedes, Ferrari y McLaren, que han pasado por encima de Aston Martin. De ellos se deduce, por un lado, su desorientación técnica para evolucionar un concepto que empezó a desarrollarse en 2022. Esos “efectos colaterales” de los que hablaba Mike Krack tras el gran premio de Canadá. En torno a Aston Martin revolotea, además, el rumor de que el endurecimiento de la FIA con los alerones flexibles pudo haber descompensado el concepto global del AMR23, imposible de remediar hasta 2024.

Monza y Singapur han sido extremadamente crueles en este sentido, porque se trata de una pista de alta velocidad con seis curvas, con Alonso patinando sobre hielo. Pero en Marina Bay, el español alegaba el sábado "haber dado todo" lo que el AMR23 podía ofrecer en una pista de alta carga aerodinámica, a priori favorable. En el afán de incrementar la versatilidad de rendimiento para todo tipo de trazados, parece que el monoplaza verde también pierde sus virtudes.

Zamora no se tomó en una hora

En semejante contexto, entra en juego una dimensión superior: la capacidad de la organización para responder en la carrera de evolución en lo que se refiere a los rivales. Es decir, el potencial interno de investigación y desarrollo, así como la capacidad de producción y logística de Aston Martin. Valga el ejemplo de Ferrari, que aceleró en un mes la introducción de evoluciones previstas en el Gran Premio de Hungría. En Silverstone, Sainz y Leclerc se deshacían en elogios ante el esfuerzo de su equipo. Alonso ha señalado en alguna ocasión la escasez de referencias de su equipo en ese comunicado de la FIA en cada gran premio que anuncia los upgrades.

A pesar de su ambiciosa reestructuración en curso, Aston Martin parece volver ese lugar natural en la jerarquía de la Fórmula 1 que se le presumía a principios de temporada. Una posición que, sin duda, mejorará en los próximos años, pero Zamora no se tomó en una hora. Los recursos técnicos y humanos, el potencial global de Aston Martin vuelve poco a poco allí donde sus técnicos, incluido Alonso, admitían estar a principios de temporada.

Y falta un último y delicado tema, también de futuro: la posición de Lance Stroll. Resulta encomiable y comprensible la defensa a ultranza que Mike Krack hace del piloto canadiense. "No hay una gran diferencia marcada en rendimiento, hay una diferencia marcada en puntos" declaraba antes de Singapur, atribuyendo el rendimiento del canadiense a la responsabilidad del equipo. Tras el accidente de Singapur, defendía que su error en su exceso de velocidad era atribuible al "compromiso" hacia la Fórmula 1. Otra forma de interpretar un error de pilotaje del canadiense.

Stroll es noveno del campeonato. Su comparación con Alonso es lacerante para las ambiciones de Aston Martin. Quizás una lenta y no completa recuperación de sus lesiones estén detrás del pobre balance de esta temporada. O quizás, el equipo británico tendrá que plantearse con qué pilotos quiere contar si algún día pretende aspirar a los títulos en la Fórmula 1. Y esta sí que será una decisión peliaguda.

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