Marc Márquez lleva el rococó a MotoGP

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Velocidad, excelencia italiana, genio y Renacimiento. Esas eran las palabras que Ducati utilizaba el pasado miércoles para generar expectación sobre la decoración especial para el domingo en Mugello. Todo encajaba: se trataba de trasladar al corazón de la Toscana un movimiento histórico acunado en Florencia, capital de dicha región; a lo que se sumaba el simbolismo del esperado renacimiento de Pecco Bagnaia tras un inicio de temporada difícil. En ese sentido, Mugello se antojaba como el escenario perfecto para poder situarse, como poco, a la altura de su compañero Marc Márquez, absoluto dominador del inicio de MotoGP 2025. Para la presentación, ambos se vistieron de caballeros modernos antes de subirse a sus Desmosedici, donde se podían ver un león y un zorro inspirados en la armadura del famoso líder de Leonardo Da Vinci, en una representación de la síntesis entre fuerza y astucia de la que hablaba Nicolas Maquiavelo en 'El Príncipe'. Pecco Bagnaia y Marc Márquez convertidos en caballeros del Renacimiento Sobre esa dualidad trató de construir Bagnaia su Renacimiento, un periodo cuya expresión artística le va como anillo al dedo: en su día: intentaba emular la belleza del estilo antiguo, con el predominio de las líneas y las imágenes en perspectiva, siempre intentando buscar una representación fidedigna a través de la por aquel entonces recién descubierta geometría. Es lo que hace el piloto turinés cuando tiene la moto por la mano: desde que llega el viernes a un GP va cogiendo la perspectiva necesaria para aplicar la geometría adecuada y terminar el domingo dibujando unas líneas sencillamente perfectas sobre el asfalto. En su día, el Renacimiento actuó como un canto al humanismo que buscaba romper con los siglos de oscurantismo religioso que habían caracterizado a la Edad Media a través del surgimiento de una nueva clase media de comerciantes que se valían de sus capacidades y su ingenio. La espectacular decoración renacentista de las Ducati Desmosedici de Pecco Bagnaia y Marc Márquez para Mugello De igual forma, Ducati consiguió romper con la Edad Media del motociclismo, donde la gigante sombra de los japoneses oscurecía todo lo demás; elevándose como nueva clase media de la mano del ingenio de alguien como Gigi Dall'Igna, que con sus capacidades logró romper con lo establecido hasta entonces y dar paso al Renacimiento, una época apacible, bella y llena de serenidad, donde se hablaba de amores idealizados, héroes perfectos y damas impecables que representaban la virtud. Y sí, han sido años apacibles, bellos y (bastante) serenos en Ducati, sobre todo gracias a la figura tranquila de Pecco Bagnaia, el héroe perfecto, y su idealizado amor con esa impecable y virtuosa dama llamada Desmosedici. Sin embargo, todos los movimientos artísticos tienen su época, y para este 2025 Marc Márquez tenía sus propios planes: habiendo dejado atrás su particular renacimiento de la mano del Gresini Racing, sentía que había llegado la hora de terminar con tanta armonía y, saltándose el barroco, transportar directamente el Mundial de MotoGP hacia un nuevo movimiento: el rococó. Pecco Bagnaia y Marc Márquez totalmente pegados en el GP de Italia Con un estilo alegre y provocador, y un gusto por la decoración excesiva, el rococó llegó para llevarse la solemnidad y el dramatismo de la era barroca y cambiarlos por el placer y el divertimento, sin respetar ni a la Iglesia ni al Estado. Igual que el arte rococó, Márquez posee un carácter festivo que intenta expresar gracia y alegría, siempre mezclando altas dosis de humor y picardía con toques de relajación. Desde que llegó al Mundial, Marc Márquez siempre ha tratado de divertirse en pista. Podría decirse incluso que ha sido su prioridad, y lo demostró en carreras donde optó por 'jugar' un rato con los demás antes de escaparse rumbo a la victoria. Y ni que decir tiene que, hablando siempre en el mejor de los sentidos, desde la primera que se alineó en una parrilla de MotoGP, perdió el respeto a las instituciones que regían la categoría por aquel entonces. Siempre le prestó mucha atención al cómo llegaban sus victorias, casi tanto como el hecho de que llegaran, tal y como el rococó siempre estuvo mucho atento al detalle y la ornamentación excesiva; dejando atrás la intención didáctica para abrazar el puro placer. Marc Márquez y Pecco Bagnaia frenando en Mugello Y fue exactamente lo que hizo en el Gran Premio de Italia: disfrutar de una bonita lucha con su compañero de equipo y con su propio hermano en un paraje único de la Toscana, la cual provocó un deleite visual colectivo en todos los espectadores que se acercaron a mirar desde todas partes del mundo. A toda velocidad, sobre esas piezas de excelencia italiana -en fondo y forma- llamadas Desmosedici, volvió a demostrar que es un genio y secuestró el Renacimiento para implementar su propia obra. Fue una oda al arte del motociclismo que, despojado de cualquier tipo de causa absolutista y sencillamente entendido como una expresión de la más pura libertad, se fue llenando de colores y dejando completamente de lado la seriedad hasta convertir MotoGP en un museo rococó. Lo hizo a través de la fórmula más sencilla: recordar que, más allá de líneas, perspectivas y geometrías, lo que hace del motociclismo el deporte más bonito del mundo -y lo que mueve por dentro a sus aficionados- no es más que el placer que produce contemplarlo. Marc Márquez planta la bandera de Ducati ante los tifosi tras ganar en Mugello
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