Max Verstappen y Checo Pérez: los milagros se miden en décimas, no en segundos

Al final, Christian Horner, director de Red Bull Racing, admitió lo que muchos barruntaban en el paddock: Max Verstappen y Checo Pérez no llevan coches iguales. El director del equipo explicó que el mexicano lleva un suelo distinto del neerlandés y, aunque minimizó la importancia de esta cuestión, sorprende que al final lo haya reconocido después de insistir que los dos pilotos llevaban exactamente el mismo coche. "Creo que la diferencia probablemente sea de menos de una décima, quizá una décima como mucho" -defendía Horner-.

La cuestión es que, de repente, en las últimas cuatro carreras hemos pasado de una igualdad notoria entre Red Bull y Ferrari a una superioridad insultante por parte de Max Verstappen. Da igual que hablemos de pista rápida o pista lenta, que se arranque desde la 'pole' o se haga desde el fondo de la parrilla. Sea cual sea la circunstancia, el piloto neerlandés juega en otra liga en esta fase de la temporada. Casualmente, en esta época también se ha manifestado una diferencia respecto a su compañero de equipo, Checo Pérez, que no habíamos visto ni de lejos hasta entonces. Pero sí, tal y como imaginaban, nada es casual en la vida y en la Fórmula 1 menos aún.

En Monza vimos de nuevo mucha mayor diferencia de la habitual entre Max Verstappen y Checo Pérez. (Reuters/Jennifer Lorenzini)

Christian Horner, además de minimizar la desventaja para el mexicano por llevar un suelo diferente en su coche, explicó que no pueden cambiarlo. En estos momentos, no es posible tener los dos coches del equipo exactamente iguales por disponibilidad de recambios y problemas para cumplir con el límite presupuestario. Y no se puede culparle de esta decisión, ni siquiera afearle que no esté diciendo toda la verdad. En primer lugar, es obvio queRed Bull Racing gira alrededor del Max y en segundo lugar, sería muy desmotivador para Checo que el equipo admitiera diferencias entre los dos coches superiores a la décima. Por mucho que niegue, mayoría en la posición de Horner obraría de forma exactamente igual.

No existen milagros repentinos

En la competición deportiva, salvo una lesión o indisposición médica, no pasas de repente de estar a la par de tu principal rival a encontrarte a años luz de él. Por supuesto, hay días puntuales en los que que un piloto está tocado por una varita mágica, mientras que el compañero tiene uno de esos 'días fuera de la oficina'. Lo que no encaja es que Checo disputara 'poles' a Verstappen en el inicio de la temporada y, de repente, esté regularmente a más de medio segundo de distancia por vuelta. ¿Quiere decir que Checo es un piloto igual de bueno que Max Verstappen? Evidentemente no. El neerlandés es uno de esos prodigios que salen una vez por década, pero si la actual diferencia entre Max y Checo fuera la real entre ambos pilotos en cuanto a conducción, el mexicano jamás habría accedido a la Fórmula 1.

Newey ha dado con la tecla en la evolución del RedBull que ha sacado el mejor Max Verstappen. (Reuters/Lisa Leutner)

La diferencia entre un talento extraterrestre como Max Verstappen y un gran piloto suele estar alrededor de las tres décimas de segundo por vuelta. No más. Es la misma diferencia queAyrton Senna sacaba a Gerhard Berger, la que sacaba Michael Schumacher a Rubens Barrichello, la que sacaba Fernando Alonso a Felipe Massa o la que sacaba Lewis Hamilton a Valtteri Bottas. Cuando la diferencia sea superior, lo razonable es pensar que hay algo más. Esos pilotos a los que con tanta imprudencia y ligereza se les llama 'paquetes', en realidad tienen enorme calidad. Su único ‘pecado’ es haber coincidido en equipo y época con un fuera de serie. Es el mismo problema de Tony Rominger siendo contemporáneo de Miguel Induráin, es el llamarse Stanislas Wawrinka y que otro tenista de tu país se llame Roger Federer, o que se te dé muy bien el Trial y que a tu lado esté Toni Bou.

Precisamente, el gran mérito de Checo Pérez es ser capaz en un día inspirado de igualar o incluso superar a un piloto de leyenda y sin apenas fisuras como es Max Verstappen. Nadie puede decir quePierre Gaslyo Alex Albon sean malos pilotos, porque a la vista está las buenas temporadas que están haciendo en sus respectivos equipos, pero cuando compartieron equipo con Verstappen parecían pilotos absolutamente mediocres. Y como le está sucediendo ahora a Pérez, no solo es que puntualmente no llevaran coches exactamente iguales. Es un problema de mucho mayor calado: conducir un coche cuya evolución técnica gira alrededor de las necesidades de un piloto.

Todo gira alrededor de un piloto

Este quizá sea el factor más decisivo entre Red Bull y Max Verstappen... para que estemos viviendo el abrumador dominio actual de coche y piloto. En el inicio de la temporada, Max Verstappen se quejó en numerosas ocasiones de no encontrarse del todo a gusto con el coche y cuando en el equipo han conseguido dar con la tecla el holandés ha destapado todo el tarro de sus esencias. Obviamente, como equipo, tratas de adaptar tu coche lo más posible a las necesidades de Checo Pérez, pero todo parte de la base de que el mundo gira alrededor de Max Verstappen.

Sería absurdo dudar, por ejemplo, del inmenso talento de Juan Pablo Montoya, pero recordemos que abandonó el equipo McLaren a mitad de temporada en 2006 ante su creciente frustración de pilotar un coche hecho absolutamente al gusto de Kimi Raikkonen. McLaren tomó la decisión técnica de evolucionar un coche hacia el estilo del finlandés en detrimento del colombiano, porque creían que era el camino más corto hacia la victoria y así, cada carrera que pasaba Montoya parecía un piloto más y más mediocre. Los que subestimen el factor de una evolución técnica adaptada a un piloto, que observen las parrillas de salida de una prueba del mundial de karting o de la Fórmula 3, con cerca de 20 pilotos metidos en el mismo segundo. A maquinaria exactamente igual, los 'superclase' son los destacan por ser los que regularmente sacan la última décima. La magia está ahí, en esa absurda diferencia.

Max Verstappen celebra la victoria en Monza. (Reuetrs/Jennifer Lorenzini)

Hay pilotos que llevan mejor que otros ser rápido con lo que te den en el equipo, como es el caso de Fernando Alonso. Pero incluso en un piloto tan versátil y prodigioso como el asturiano, cuando debutó en McLaren junto a Lewis Hamilton, sufrió un tiempo hasta que sacó partido a unos neumáticos Bridgestone que el británico conocía perfectamente, mientras que él venía de años habituado a los Michelin. La caída en desgracia de Daniel Ricciardo en McLaren, ejemplifica perfectamente hasta qué punto es crucial para el piloto el poder adaptarse a un coche que no funciona con tu estilo de conducción.

Por eso resultan a veces tan cómicas esas analogías de comparar cosas que son incomparables del tipo: "Cómo Ricciardo fue más rápido que Vettel en Red Bull y Vettel fue más rápido que Raikkonen en Ferrari y Raikkonen fue más rápido que Montoya en McLaren, Lando Norris es mucho mejor piloto que Vettel, Raikkonen y Montoya juntos". Pues no, en la Fórmula 1, dos más dos no siempre son cuatro. Y cuestionar que la diferencia estratosférica actual entre Max Verstappen y Checo Pérez se deba a algo más que al pilotaje, no es minusvalorar al que probablemente sea el mejor piloto del mundo en la actualidad. Es simplemente recordar, que en la Fórmula 1, los milagros se miden en décimas, no en segundos.

×