Que haya coincidido la salida de Sergio García Dols del Mundial de Moto2 con el anuncio de confirmación del nuevo propietario de MotoGP, es mucho más un símbolo que una casualidad. El peso de España como país en el mundo del motociclismo es excesivo y, poco a poco, es inevitable que, tanto a nivel de gestión como de participación, los pilotos nacionales tengan menos presencia. Y tiene toda la lógica. En un deporte que se presume global, eso tiene que reflejarse en su organización y en lo deportivo.
Los nuevos propietarios del Mundial de Motociclismo hicieron el viaje desde sus oficinas de Londres al circuito de Silverstone con motivo del Gran Premio de Gran Bretaña. La imagen que se llevaron no pudo ser más desoladora, con el circuito con la mayor parte de sus gradas vacías. El diagnóstico es muy claro: no hay pilotos ingleses. Viendo las carreras de MotoGP que le rodeaban, con llenazos en Jerez (Márquez), Le Mans (Quartararo) o Mugello (Ducati) es evidente que el factor nacionalidad es decisivo para la salud del negocio.
Liberty Media no es que sea precisamente un buen ejemplo de visión global, cuando vemos que la Fórmula 1 es a tope angiocéntrica. Baste el hecho de que, cuando seleccionan a un chef para sus experiencias gastronómicas del Paddock Club, fichan a Gordon Ramsay. El cocinero inglés, salvo el lapsus de la paella con chorizo, podrá ser un candidato competente, pero al menos aquí podrían haber buscado algún referente de Francia, Bélgica, Italia o España. ¿Gastronomía y Reino Unido? ¿Estamos de broma?
La diferencia entre MotoGP y Fórmula 1 es que, por mucho anglocentrismo que se respire, es sustancial la diferencia. La diversidad de nacionalidades en cuanto a pilotos y países que albergan Grandes Premios salta a la vista. El peso de España en MotoGP, con nueve pilotos en la parrilla y cuatro citas del calendario, es insostenible comercialmente en el largo plazo. Y ese es el problema al que se enfrentan los pilotos de nuestro país. No basta con ser bueno y demostrar que tienes talla para MotoGP. Tienes que ser mucho mejor que cualquier candidato no español.
La versión de @garciadols11 y su salida de Moto2, al descubierto 💭 Habla su mánager, Paco Sánchez 💥"Lo mejor era parar, pero volverá a luchar por el Mundial" 🔊"Ha faltado esa paciencia y entenderse" #ItalianGP 🇮🇹 #MotoGP 🏁 pic.twitter.com/JEIGugJHNH
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Esta circunstancia se apunta como una de las principales razones del descalabro deportivo de Sergio García Dols. El castellonense iba lanzado a la conquista del título de Moto2 la temporada pasada, pero bastó que a mitad de año surgieran los rumores de promoción a MotoGP con el nuevo equipoPRAMAC Yamaha para que, a partir de ese momento, su estrella comenzara a declinar. En la segunda mitad de temporada, se vio a otro piloto diferente, muy alejado del poderío mostrado hasta ese momento.
Quizá el propio Sergio se creyó al pie de la letra la versión de que Dorna no quería a otro español en la categoría máxima junto a Fermín Aldeguer. Lo que es indiscutible es que ese fue el punto de inflexión de toda la triste historia. Ai Ogura, el japonés compañero de equipo, se llevó el campeonato y el de Burriana acabó cuarto. Por su cabeza seguro que no pasaba otra razón que no fuera el boicot a sus aspiraciones, por la necesidad del promotor de aupar a un japonés y frenar a otro español más en MotoGP.
En el mundo del deporte profesional, cuando hay mucho dinero de por medio, nunca hay que dar nada por descartado. Pero García Dols haría mal en echar toda la culpa de sus desgracias a ese imaginario boicot de Dorna. De entrada, Ai Ogura está demostrando en MotoGP que es un piloto de muchos quilates y que, con o sin ese supuesto boicot, el título de Moto2 hay que ganarlo ante una competencia feroz. Psicológicamente, por desgracia ha salido muy tocado de toda la historia.
Romper una relación con un equipo a mitad de temporada no es una cuestión de simples puntos de vista diferentes, como se transmitió en el comunicado oficial con los eufemismos habituales. Pasada la mala experiencia del año pasado, es obvio que el interés del equipo MSI es el de dar lo mejor de lo mejor a su piloto, pero probablemente, preso de la situación, Sergio se ha ido enrocando más y más en su aislamiento, hasta llegar a un punto de no retorno. Una pena enorme para uno de los mayores talentos surgidos estos últimos años.
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Sergio no es el primer piloto que se ve relacionado con la cuestión de la desespañolización de los campeonatos mundiales de motociclismo. A Jaume Masiá también le salió del alma cuando ganó hace dos temporadas su título de Moto3, el haberlo logrado "a pesar de ser español". Y la sombra de los problemas de Masiá o García Dols planean sobre la multitud de pilotos de nuestro país que pueblan las parrillas de Moto2, Moto3 y FIM Junior GP. El problema no solo es de presente, sino también a futuro.
David Alonso, nacido en Madrid pero de madre colombiana, corre bajo la bandera de Colombia, no solo porque tiene toda la legitimidad para hacerlo, sino porque escapa de toda esta persecución a nuestros pilotos. Para todos aquellos cuyos dos progenitores sean españoles, no queda otra que el cambio de nacionalidad puro y duro. Y no es por dar ideas, pero la realidad es que este truco lo vemos con frecuencia en muchos otros deportes.
David Alonso, nacido en Madrid pero de madre colombiana, corre bajo la bandera de Colombia,
Liberty Media tiene un problema serio para hacer más diversa la parrilla a nivel de nacionalidades. Es muy difícil, por no decir imposible, replicar el modelo de cantera español. Dorna, consciente del problema, ha creado Copas Promocionales de Talento en Asia y Norteamérica. Pero al final, si quieres triunfar en MotoGP, lo vas a tener complicado si desde muy niño no emigras a España. Aquí están los mejores profesores, los mejores circuitos y lo que es más importante: el nivel más alto. Solo detectas una perla cuando alguien destaca entre lo mejor de lo mejor.
Es un pecado hoy en día ser piloto de motos con capacidad de llegar a MotoGP y ser español. Pero por mucho que nos disguste, si no hay variedad de nacionalidades en las parrillas, pasará lo que pasó en Silverstone, que incluso en un país de los más poderosos a nivel histórico en motociclismo, dan la espalda a su competición más importante.